Rechazo

Es posible conocer mucho sobre una persona, por el tipo de cosas que rechaza. Se puede adivinar su autoestima, su conciencia social, su interés por la vida, sus valores y creencias, su determinación y su apertura hacia la diversidad, entre otras muchas cosas.

También se conocen los miedos de la gente, por el tipo de cosas que rechaza.

Gente clara

La gente que hace lo que dice y siente lo que jura, la que puede mirar largamente a los ojos y abrir su corazón sin que se desprenda de él un mal olor, la gente que se ha equivocado, pero no ha tenido miedo de enfrentar sus errores y maldades, la que deja ver qué quiere y hacia dónde va, esa gente, me da confianza, me atrae y me inspira admiración.

Impuntualidad

Si llegué tarde, no es por falta de respeto o consideración, es porque -en mi afán por verte lo antes posible- no calculé bien mi tiempo.

Tipos de sí

Adoro el sí tácito porque extiende el camino, pero un sí explícito envuelve.

Creer

Creer es desear y confiar, es apostar y conseguir al mismo tiempo.

La confianza

Una apuesta que tira a ganar, un sitio de descanso, una cuerda en el huracán, una bocanada de aire fresco en una ciudad como ésta. La confianza es un reconocimiento, una respuesta y un motor. Donde hay confianza, fluye la bondad, nace el amor, da frutos la esperanza.

Momento

La belleza de un momento es proporcionalmente eterna al mismo. Perdura la impresión, aunque se nos vaya el tiempo. Retener un momento es no haber entendido su naturaleza efímera. Olvidarlo es no haber sabido contemplarlo con suficiente cuidado.

Trunco

Hay personas que nos truncan la inspiración, que nos cortan el aliento, que nos bloquean las expresiones. La energía deja de fluir, se acumula dentro de una. Duele el cuerpo, estorba el alma, desespera el tiempo.

Me encanta la gente que desborda generosidad y sabe interesarse en los demás.

Presentimientos

¿Será que uno puede viajar en el tiempo y saber cómo se sentiría si tal cosa? ¿Será que la intuición es un conocimiento pleno de causas y consecuencias?

Por si valiera la pena

He adoptado la política de siempre hacerlo lo mejor posible, por si acaso valiera la pena. Amar, por si acaso éste sí fuera el amor de mi vida. Aceptar, por si acaso esta oportunidad tuviera algo interesante qué aportarme. Perdonar, por si acaso muriera esta noche. Olvidar, porque la vida es muy corta como para estar cargando con tantos recuerdos. Divertirme, para que no se me vaya la vida antes de reír con ella. Desear, para sentir el gozo de estar cerca. Decir sí cuando no hay razones suficientemente fuertes para decir no. Decir no, por si acaso valiera la pena esperar. Conocer, porque no me alcanzará la vida toda para reconoerla completa.

Es mejor arrepentirse de haber dado de más que de haberse quedado con las manos llenas. Más vale que se rompa el corazón a que nunca se utilice, o que se reciba el desdén a vivir en la indiferencia. Más vale arriesgarse... por si acaso.

Reencarnación

Si existiera la reencarnación, ¿sería posible que mi alma se fundiera con otra? ¿Sería posible que alguien que me ha hecho daño en una vida, fuera parte de mí en otra? ¿El rechazo en una vida podría causar depresión en la que siguiera? ¿Tomaría más sentido amar a los enemigos? ¿Se guardaría algo en la memoria- donde quiera que se ubique- de una vida a otra?

Rebote

Pasar tanto tiempo sola hace que una se acostumbre a lanzar las cosas al mundo, para que reboten donde deban rebotar. Cuando he estado acompañada, el rebote ha sido más corto, más rápido ha vuelto a mí aquello que he lanzado. Hace tiempo que no veo lo que he venido lanzando desde hace dos años.

Ingenuidad

No es ingenuidad creer, esperar, ilusionarse. Es fe, es paciencia, es conciencia de que lo que nunca ha sido, puede llegar a ser y lo que ha sido bueno, puede ser mejor. Quien espera lo excepcional, debe tolerar muchas veces lo convencional.

El círculo virtuoso de la felicidad

Se es feliz, se comparte, se contagia. Se es más feliz. El otro es feliz, lo comparte, lo disemina. Más son felices. La gente feliz no tiene ganas de hacer daño. La gente feliz no tiene espacio para el odio.
Tenemos la feliz capacidad de competir contra el odio, recibiéndolo, transformándolo y reintegrándolo al mundo en forma de amor.

La lana, el dinero, la plata, la pasta...

Jamás habrá suficiente dinero, inventado por la humanidad, para pagar los bienes materiales que la humanidad necesita. Pero la mayor parte del tiempo, la humanidad se la pasa produciendo aquello que le proveerá dinero.

Reflexionar y meditar

Quizá la meditación es lo más cercano a la muerte, a deshacerse del cuerpo y convivir con lo que queda de uno mismo. Tal vez por eso las religiones hacen tanto énfasis en practicar, como para ver en qué estado se halla nuestra conciencia antes de que tengamos que pasar el resto de la eternidad enfrentándola.