Sin carro/auto/mueble/coche

Eliminemos los carros. Ya no hacen falta estacionamientos: tenemos más espacio. Nos ahorramos petróleo. Contaminamos menos. Caminamos más, combatimos la obesidad. Encontramos más gente en las calles: socializamos más. Naturalmente, también se terminarían los robos de auto. Los narcos escaparían con más dificultad. No habría accidentes automovilísticos ni seguros para cubrir ese riesgo. No habría viene-vienes ni lavacoches. ¿Menos fuentes de empleo? Pero como nos tardaríamos más en hacer las cosas, se requerirían más personas en las empresas: más empleo o menor producción. Si disminuye la producción, se explotan menos recursos y se utiliza menos energía. Se gastaría menos en infraestructura pública. Habría más animales de carga: más suciedad y mayor consumo de comida para alimentar a las bestias. Se necesitaría gente para limpiar las calles más seguido: más empleo. No habría talleres de reparación para autos: menos empleo. Harían falta más policías para vigilar las calles: más empleo. Nos expondríamos a más luz solar: más vitamina D, menos osteoporosis, más cáncer de piel- o mayor consumo de bloqueador solar, sombreros, gorras y sombrillas. Habría servicio de renta de carritos de super para transporte del mandado. No habría conductores designados: ¿se incrementaría la ebriedad? Se utilizarían más las bicicletas y motocicletas: habría más atropellos por esta causa. Eliminemos las motocicletas, mejor... son demasiado rápidas. No habría autolavados. La gente quedaría de verse en el sitio de reunión en lugar de que uno pasara a las casas de todos a recogerlos. Habría mayor iluminación pública: más consumo de energía y calentamiento de las urbes. Las pizzas tardarían más de 30 minutos en llegar a las casas: ¡serían gratis!... o eliminarían la promoción. Habría más mordeduras de perros, más veterinarios y más servicios médicos. Habría más pozos de agua y tierras cultivadas.

¿Qué sería diferente de como era antes de empezar a haber autos?

Sapiencia adoptada

Si no es que la incredulidad es lo mismo que el escepticismo, en todo caso son parientes cercanos, y funcionarios en la posmodernidad (palabrita dominguera que anuncia que lo moderno ha pasado de moda). La vida está cada vez más invadida por información en forma de datos procesados por unos que piensan de un modo y otros que los contradicen o los complementan. ¿A quién creerle? Cada uno puede decidir, en una democracia ideológica que no demanda consenso. También en el modo de pensar, los pueblos eligen a sus representantes: The Beatles, Oprah, Eminem, Santiago Jaimez, Angelina Jolie, el niño predicador, Jaime Maussan... La democracia representativa parece un recurso ante la impotencia de hacer algo por mano propia (ni siquiera está bien visto hacer justicia por mano propia- si en realidad lo que se hiciera fuera j-u-s-t-i-c-i-a, no habría problema, ¿o sí?).

Llega un e-mail a la bandeja de entrada, anunciando que el mundo se acabará cuando se vea una cruz roja en el cielo, y después se recibe otro diciendo que la crisis financiera durará 18 meses. Posteriormente, aparecen otros tres hipervínculos con el mismo formato, conduciendo a artículos y promocionales sobre la pobreza extrema en el mundo, un concierto de Los Padrinos en el Bar Clandestino, y una solicitud de ayuda para un evento de caridad. Si se lee todo esto al mismo tiempo, la idea que queda es que el mundo se acabará en 18 meses y por eso mejor hay que ahogar las penas en un bar, gastando el poco dinero que ha quedado en el mundo después de la caridad. Todo parece igual de creíble, excepto por un par de faltas de ortografía que hacen pensar que la pobreza extrema es una hipérbole cruelmente utilizada. En todo caso es mejor dar a todos el beneficio de la duda sin dedicarle demasiada atención a ninguno. Se incrementan las dudas, y la sabiduría sigue igual (la proporción se inclina hacia la confusión).

Estamos llenando el mundo de tantas cosas, que empezamos a no caber, a no saber, a no tener, a no poder... y lo peor: a no querer. No somos autosuficientes, ni en satisfacción de necesidades básicas, ni en información, ni en ideología, ni en filosofía de vida. Nos faltan empleos, y nos sobra producción, pero nos falta crecimiento económico, al mismo tiempo que se nos agotan recursos. Crecen las demandas al mismo tiempo que se incrementan los desperdicios. No hay tiempo de pensar en medio de la angustia del desempleo, y es mejor vender productos de belleza que sentarse a meditar sobre una estrategia sostenible de vida: hasta ahora, la inteligencia no ha sido garantía de prosperidad. Es mejor que alguien piense por nosotros, decida por nosotros, produzca por nosotros, compre y venda por nosotros... ya nosotros podremos comer por cuenta propia- ¿por qué la obesidad? El secreto es no tener tiempo para reflexionar y contar con dinero suficiente por si es necesario comprar una nueva filosofía de vida.

Novedad

Me gusta cómo se siente conocer a alguien nuevo, ver su expresión cuando le cuento algo por primera vez, y sorprenderlo con cosas que para mí ya están muy gastadas. No me gusta todo el proceso de tantear terreno, pero definitivamente me resulta interesante ser una desconocida y empezar a entintar el papel de una nueva relación social donde todo podría suceder.