Domingos solitarios

Tanta gente sola en domingo. Tantos departamentos donde sólo suena el tictac del reloj. Tanta gente, como yo, esperando que llegue la hora en que se pueda conversar con alguien sobre la cama que quiero comprar o la traducción que hice en la mañana. Tanta gente que me gustaría acompañar, tanta gente que quisiera abrazar toda la tarde para que no se sienta como yo este domingo, sola.

Comprendida

Ni más racional, ni menos bella, ni más madura, ni menos inteligente, ni más dulce, ni menos persistente, ni más tierna, ni menos noble, ni más entregada, ni menos paciente, ni más femenina, ni menos resistente, ni más valiente, ni menos autónoma, ni más creativa, ni menos inquieta, ni más ágil, ni menos independiente, ni más alegre, ni menos arriesgada, ni más cuidadosa, ni menos filosófica. No soy ni más ni menos, no quiero ser ni más ni menos. Lo que quiero es sentirme profundamente comprendida así como ya soy.

Deseo y rechazo

¿Te gustaría ser la lluvia y que mientras unos rezaran para que llegues, otros se cubrieran para que no fueras a tocarlos? ¿Te gustaría ser el mar para que tanta gente quisiera visitarte y tanta más tirara sus desechos dentro de ti? ¿Te gustaría ser el frío, hacer lo mejor que puedes y que te calificaran como crudo o inclemente? ¿Te gustaría ser un hada para que formaras parte de una bella fantasía y en la realidad pudieras sólo vivir como concepto? ¿No crees que es cruel pedirte que te acerques, que bajes la guardia y que esperes a que llegue tu turno para que sólo se protejan de ti cuando estás en tu momento más bello y más pleno?

La burbuja especulativa de la ilusión

Por la ilusión, se toman decisiones inesperadas, se abren espacios donde ya todo estaba ocupado, se cambian los planes y se empieza a soñar. No me hace daño desear en silencio, pero cuando abro paso a la ilusión, es muy fácil que me frustre, me decepcione o me canse. ¿Por qué se me dio una imaginación tan ágil al mismo tiempo que un tremendo gusto por las buenas sorpresas?