El vector resultante

El exceso de velocidad no existe, es el exceso de rapidez lo que puede causar un accidente. La velocidad es un vector, tiene una dirección. Si voy a 200 km/h a un sitio y regreso en sentido opuesto a 200 km/h, mi velocidad (vector resultante) fue de cero, neutral, puntual.

Así me imagino que sucede con la energía en forma de sentimientos e intenciones. Siento que la vida es una oportunidad única porque no creo en la reencarnación. Entonces, para mí, hay sólo una chance de llenar el mundo de flechitas, de vectores que vayan en diferentes direcciones y dejen una resultante en la eternidad. Veo que el tiempo es una restricción que abre las posibilidades. Permite la evolución, pero nos arrastra hacia presentes consecutivos que continuamente se acumulan en el pasado- aquel tiempo rígido y estático imposible de modificar.

Si por mí fuera, daría todo el amor que tengo acumulado, que se genera en grandes dosis todo el tiempo. De alguna u otra manera, siento que eso es lo que hago. A veces me cuesta trabajo darme cuenta de qué es lo que se necesita de mí, pero siempre intento aportar lo que tengo. Me imagino que mi dosis de amor es un vector que, de ser suficientemente grande, puede mover la dirección de la gran resultante que compila los vectores individuales de toda la humanidad. Es una ilusión, un sueño, pero es la forma en que me convenzo de que este mundo está mejor conmigo que sin mí. Si es cierto o no, francamente no me importa. Yo hago el esfuerzo, y siento que no tengo otra manera de vivir, más que con esta intensidad y la pasión que me invita a cambiar el mundo. El cambio consiste simplemente en aportar una dosis. Si el mundo es rojo, y yo le pongo blanco, entonces se vuelve color de rosa.

Si alguien odia, entonces mi trabajo es amar más. Si alguien sufre, entonces más me vale ser feliz. Porque una cosa se compensa con la otra... y yo quiero un mundo donde las resultantes sean positivas. No eliminaré el dolor, pero nadie puede obligarme a pensar que no puedo compensarlo, al menos para neutralizar esa fuerza negativa. No erradicaré el hambre, pero tal vez pueda empujar las estadísticas hacia un lugar mejor. No destruiré el rencor, pero si aprovecho todas las oportunidades que tengo para perdonar, entonces puede que el mundo sea, a gran escala, en términos generales, y visto desde el punto de vista de eternidad, un lugar mejor.

Puede ser que por eso no me guste estar triste, o sentirme débil, o perder la paciencia, o llorar. Porque siento que entonces el mundo cambia de color, y es un lugar menos agradable para todos. Mi manera macrovisual de entender el mundo me motiva a ser una persona feliz, porque lo soy... Me encantaría transmitir este mensaje con un grito fuerte, para que vibre en los corazones de mi especie. De vez en cuando, tengo que admitir, me gusta que mis seres queridos me recuerden que no siempre hay que estar bien para que el mundo sea un buen lugar. A veces en la tristeza también hay paz... una cosa por la otra.

Como sea, si el mundo se ve verde azulado, es porque hoy visto un suéter de ese color, y porque no soy la única que decidió vestirse así.

Cansancio

Así como hay personas que con su plática inyectan energía, mientras que otras la roban completamente... así como el ejercicio cansa de manera agradable, y la rutina de manera insoportable... así como agota agradablemente estar enamorado a distancia pero fulmina el sentimiento de soledad... así, igualito, funciona todo lo demás.

Por eso hacen falta los lunes, las horas con cero minutos, los semestres escolares, los cambios de página, los nuevos tomos, los paquetes individuales, los anteojos nuevos, los cortes de pelo y las nuevas amistades. Quiero aclarar que las nuevas amistades tienen una jerarquía bastante más alta en mi lista, pero para efectos de este párrafo, entran en la misma categoría de nuevos inicios. Es cansado no empezar algo regularmente. Creo que me cuesta menos trabajo tomar decisiones, que no tomarlas por periodos prolongad0s. Hablo figurativamente.

No estoy segura de cuánto me gusta ser una mujer intensa. A veces siento que es una bendición con colateral. El vaso medio vacío... por el cansancio. Porque cansa estar soñando con cemento seco en los pies. Porque si no me basta con una felicidad azul, y yo la quiero roja o morada o verde, entonces el vaso se ve medio vacío, y yo me veo muy mal. Quien recibe más de lo que pudiera pedir, llega a cansarse cuando da menos de lo que tiene... y cuando no siente todo lo que está recibiendo.

Pues da.
Sí doy.
¿Entonces?
¿Qué?
¿A qué viene este rollo?
¿Eso importa?
Ya no me contestes con preguntas.
¿Por qué no?

Menos mal que las leyes no exigen sensatez, y los blogs no demandan sabiduría.