Lo que alguien como yo piensa a la media noche

Todos los comienzos son medios, los intermedios tienen un fin, y los finales comienzan.
Todas las dudas buscan la verdad, y de la verdad, se duda.
Todas las necesidades buscan satisfacción, y es a veces la necesidad de otros la que nos satisface. Se extraña lo que se conoce, y lo extraño nos es desconocido.
A veces, odiamos amar... pero nunca amamos odiar.
Los abrazos más dulces no son los que nos dan posesión, sino lo que nos hacen ser poseídos.
Tengo tanto amor qué ofrecer, que mi cabello es rizado: se abraza a sí mismo.
Si cierro los ojos, no es para huir del mundo, es para entregármele a ciegas.
Los aplausos son un tipo de violencia ocasionada por la gratitud.
Se suspira cuando no es suficiente con respirar.
Borrador guardado automáticamente a las 0:42... se me ha bendecido con la felicidad de amar un número, un árbol, y docenas de personas.
Yo no escribo para no olvidar, como Isabel Allende; yo escribo para no tener que acordarme de todo.
¿La gen-ialidad es gen-ética? ¿La gen-ética es ética? ¿La ética, genial?
Porque pienso, existo... porque siento, vivo.
¿Qué es la pobreza? ¿La falta de qué?
La abundancia reside en la falta de austeridad... y en ella suele estar la sencillez.
El dolor amargo puede endulzar a la gente.
Los sueños son tan propios que deberían llamarse mieños.

1 comentario:

Érick Hernández dijo...

Vaya texto. Se nota que has leido a ritmos acelerados. Se nota que se han ido muchos temores. Se nota que estás tomando trenes sin carga. Se nota que das de vueltas.

Ya mirabas como artista. ¿Respiras como tal? Creo que si, ya los suspiros son más frecuentes.

Menos es más. Este texto posiblemente es el más entrañable, o más bien es de los que me gustan.

¿Ves como insisto en pretender que soy inteligente?