Alfa sin omega

El prejuicio de que siempre hay que terminar lo que uno inicia, hace que mucha gente permanezca en donde no tiene por qué estar. Prefiero la valentía de rechazar lo que ha dejado de valer la pena, siempre sabiendo la diferencia entre rendirse y perder el sentido de la lucha.

2 comentarios:

KP dijo...

También valdría la pena distinguir cuándo vale la pena tratar de recuperar el sentido de lucha, si es que en lo que se ha convertido ahora la causa vale también la pena.

Hace falta romper el prejuicio que dice que rendirse es fácil. A veces cuesta tanto o más que continuar. Hay que darse cuenta que rendirse no es malo, a veces sólo falta dejar ir... o dejarse llevar.

No tengo que decirte que me llegó, y que llevo un buen tiempo rindiéndome en algo en particular... ya lo estoy logrando jajaja.

BZ dijo...

¿Por qué aferrarse a lo que no nos hace felices, cuando sabemos lo que sí?
Rompamos moldes, ataduras, esquemas. Lo que tú quieres tal vez no me hace feliz a mí.