Estamos tan acostumbrados a las mentiras, que, si osamos decir lo que es cierto, tendremos- además- que invertir tiempo explicando que no hay segundas intenciones. Para evitarse cuestionamientos, se autoriza, de vez en vez, cargarse falsamente con algún escándalo socialmente aceptado. Si la gente detecta alguna imperfección típica (ésa es la clave) a simple vista, se quedará tranquila.
Me cansa mucho tener que estar desempolvando el corazón para que no le haga daño seguir abierto.
1 comentario:
En un futuro no muy lejano el cuento y/o tradición se intitulará: "Pedro el Licántropo".
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