La conciencia de lo público y lo social

A ratos siento que la gente en esta ciudad se vuelve consciente, después de un largo día y un tránsito pesado, de que práticamente todos deseamos la misma cosa: llegar pronto y bien a nuestro destino. Me da un sentimiento de emoción muy particular notar cuando una persona está realizando en su cabeza la complejidad de la idea de sociedad, pueblo y humanidad. Ver a alguien levantando basura que no ha tirado, no arrojando la que podría tirar, ahorrando agua que podría gastar, omitiendo daños que podría ocasionar, distribuyendo dinero que podría despilfarrar y cediendo el paso a otro conductor o peatón, me ocasiona un júbilo muy interno y profundo. Me hace creer que la humanidad está entendiendo que todos necesitamos estar bien para que nuestra especie tenga un balance positivo. Ahora bien, si esto trasciende a otros seres vivos o inertes, mi alegría se triplica. El mundo me parece habitable por un momento, y el futuro se ve transparente y prometedor. Aunque estos repentinos choques con gente consciente no suelen durar mucho tiempo, las emociones que me quedan me incitan a buscar y detectar fácilmente a la gente que es así.

Sé que en ocasiones es la educación o el cansancio lo que detona estos comportamientos, pero estoy segura que sí hay en la cabeza de varias personas esa genuina voluntad de hacer el bien, y hacerlo bien. Esa percepción sistémica del universo busca desesperadamente ser descubierta por más y más miembros de nuestra gran comunidad. Si yo estoy bien, y eso beneficia a los demás, ya la hicimos. Si, como piensan algunos, para que alguien esté bien, otro debe irse a la fregada, entonces no tienen lógica los derivados financieros donde todos pueden ganar sin que nadie tenga que perder. No siempre implica sacrificio buscar una resultante positiva en este complejo sistema vectorial. A veces sólo se requiere tiempo para pensar, tiempo para sentir, y una conciencia lúcida de lo público y lo social.

No hay comentarios: