Desintegración

Al Estado le conciernen los individuos, a éstos, la sociedad... a ésta, las familias, y a ellas, el estado. Pero el sistema económico no favorece a todos, el fiscal vuelca a unos contra otros y el social disipa toda posibilidad de integración.
¿Qué es más importante: un segundo viendo un atardecer, o una hora extra de trabajo en un banco? ¿Qué tiene consecuencias más trascendentes: un abrazo de dos minutos o cuarenta minutos de hacer fila para sacar placas? Me frustra un poco darme cuenta de los desperdicios antinaturales que solemos hacer... perdernos la noche por estar trabajando, o el amanecer por dormir después de una desvelada intensa. Uno se encierra en una habitación de 20 metros cuadrados para descubrir al final del día, que hizo demasiado y sintió demasiado poco.
¿La sensibilidad no es producto de la integración de los elementos que componen nuestra vida? ¿No somos sensibles en la medida que nos dejemos involucrar natural y orgánicamente- palabrita que siempre me recuerda al orégano-?
Alguien que no está haciendo nada productivo, se convierte en un mediocre y un perdedor, según los criterios de este pequeño mundo. Para mí, alguien que no siente, ni siquiera está viviendo, por más que trabaje productivamente.
Por eso, en mi habitación de unos cuantos metros cuadrados, yo siento, poco a poco, que estoy comenzando a sentir.

2 comentarios:

Érick Hernández dijo...

Mamma mia!

Que he caido en su trampa. He surpirado dos veces, y el final me estremeció. ¿Es demasiado el orgullo que siento? ¿Acaso hay asomos de la gran escritora que llevas dentro?

Lo único que sé, es que regresaré a leer tu siguiente publicación.

Un abrazo!

Érick Hernández dijo...

Jajajaja.. parece comentario de profesor!