La complicación del conocimiento

La actualidad nos ha permitido tener conocimientos más profundos sobre cada tema, y por eso cada vez es más cierto que el que mucho abarca, poco aprieta. Si bien la especialización ayuda a resolver el problema del apretón, nos queda sin resolver el de lo abarcado.

Así como el francés contemporáneo es producto de complicaciones voluntarias para distinguir a la gente chic que lo hablaba bien de los plebeyos que no dominaban bien las reglas, igualmente Hacienda distingue a los fiscalistas que libro en mano le saben los recovecos a las leyes, de los contribuyentes que no saben ni por dónde. Hay especialistas para todo... acuda a ellos. Pero si uno quiere hacer sus propias declaraciones, entonces hay que ver cómo hacerle porque ni siquiera quienes están ahí para asesorar al público saben cómo desenmarañar tan terrible revoltijo. ¡No se diga para aprender el francés de gran alcurnia!

Si uno quiere invertir, en la institución financiera le dirán cuánto ha ganado determinado fondo en el pasado, y si está asegurado su capital... para mayor información, a ver cómo le hace. En tránsito, es el mismo cuento. Cada vez hay más información. Señoras y señores, bienvenidos a la era del conocimiento, en donde la información es más, y por lo tanto la buena se vuelve más cara. Pase usted, marchante, observe cómo no tiene ni idea de lo que sucede con su auto mientras el mecánico le mueve aquí y allá. Adelante, mire cómo sus hijos participan en un sistema educativo de vanguardia, donde uno nunca sabe qué resultados vaya a tener el método que recién aprobaron las Cámaras. Note que para enterarse que la depilación con láser puede causar cáncer, hay que investigar un poquitín. Dese cuenta de cuánto le está costando ese crédito... sí, el CAT no es propiamente un gato.

¿Por quién votar? ¿Qué universidad elegir? ¿Dónde invertir? ¿Qué película ver? ¿Dónde comprar? Pobre ciudadanía confundida. Pobres masas donde unos saben una cosa y otros saben otra... y para gastar menos uno tiene que gastar en pagarle a quien tiene esa información.

¡A ver! ¡Alto ahí! ¿De qué demonios está usted hablando? Quiero que me explique, punto por punto, esta política que desea que apoye con mi firma. ¿Que es muy complicado? Pues ya de por sí es bastante agotador tener que huirle a tanta complejidad.

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