El silencio

El silencio es la música que sólo Dios puede hacer, cuando todos los demás nos quedamos callados. A veces creo que es necesario perderlo todo para empezar a notar que se tiene algo. Hay demasiados condimentos... demasiados. Parece que el mundo comienza a causar indigestión. Se hace el bien, mirando a quién. Se hace el amor, y se deshace antes de que empiecen a crearse expectativas. Se da un abrazo, y se suelta a la persona para darle inmediatamente un beso. En un concierto de la sinfónica, la gente chifla pidiendo al orador que se calle... no se esperan a ver si tiene algo qué decir (sí, podría tenerlo... podría). Las marchas, las protestas, los gritos, los divorcios, la violencia... ¿qué es todo eso sino producto de la desesperanza? Si no se cree en el amor, si no se cree en la humanidad, si no se confía en el futuro, si no se conoce a algún dios (o más bien se llama a Dios de alguna manera en particular), y si no se entiende la propia insignificancia, entonces el silencio se convierte en un martirio. Por eso el ruido, gente, por eso... para que no se sienta el vacío. La música no sería música, si no hubiera también silencio.

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