De repente, alguien muere

Una noche como cualquiera, una recibe un mail. Una señora muy querida ha fallecido. Las letras duelen, pasando arbitrariamente a través de un espasmo que anuda la fortaleza con los recuerdos.
Yo planchaba junto a ella, con mi juguetito de metal... Unos años después, conversaba con ella sobre la vida. Llegaba a la casa y preguntaba por mí, porque sabía que yo estaría esperándola con alguna historia mía, y deseosa de escuchar lo que ella tuviera qué contarme. Le compraba sus galletitas, o la visitaba y le daba un abrazo fuerte que siempre le robaba sonrisas y le borraba una o dos arrugas de su carita envejecida.
Duele mucho.
Duele saber que no voy a volver a verla.
Duele haberme enterado en un mail, a las tres de la mañana de un sábado cualquiera.
Duele que una mujer con tanto amor haya tenido que morir tan sola.
Me duele el abrazo que no estoy dándole.

3 comentarios:

Érick Hernández dijo...

Miss U.

Altaïr dijo...

Desde Mexico City, te mando un saludo y un sincero abrazo y apoyo, en esta pérdida.

Cyn dijo...

De repente alguien muere y los recuerdos nos visitan como si de viajeros perdidos se tratara.
Hoy comparto ese mismo sentimiento Lis.

Un abrazo para ti.